Recientemente me pidieron que dictara un curso de Portafolio Digital a los docentes de un centro de investigación que impartían doctorado.
Al llegar al salón, todos eran doctores (menos yo 😳 ), mayores de cincuenta con esa sonrisa de confianza que dan los estudios y los años.
Antes de iniciar el curso a manera de conocernos repartí una lista donde debían colocar sus datos personales, que incluía el e-mail.
Cuando dije «e-mail», algunos me señalaron que colocarían el de sus hijos (pues, ellos no manejaban esas cosas) y otros simplemente se salieron, ya que, según no estaban para aprender herramientas tecnológicas 😯 .
Esto me dejó pensando ¿son sólo a los jóvenes en nuestras aulas y aquellas personas de escasos recursos a los cuales debemos generar el esfuerzo para capacitarlos en las TIC? o ¿es necesario incluir a nuestros compañeros de trabajo que se niegan a emigrar y salir de la lista de analfabetas?
Para entender esta palabra en la actualidad que suena muy fuerte de acuerdo a los viejos esquemas, vamos a ubicarnos en el contexto, para que veamos la realidad.
Tabla de contenidos
¿Qué es un analfabeta digital?
Hasta el siglo XX se entendía como analfabeta a aquella persona que no sabía leer y escribir.
Actualmente, la forma en cómo se produce la comunicación ha cambiado el concepto, pues, el dominio exclusivamente de la lecto-escritura resulta insuficiente para desenvolvernos en la vida, ya que, esta competencia permite acceder sólo a una parte de la información en nuestra sociedad, es decir, a aquella que únicamente está accesible a través de los medios tradicionales.
De este planteamiento podemos deducir que los analfabetas digitales son todos aquellos que desarrollan actividades sin relacionarse con las tecnologías o medios digitales, limitando sus procesos a recursos tradicionales.
Este grupo, podemos dividirlo en dos:
- Aquellos analfabetas por imposibilidad de acceso geográfico o de recursos.
- y los analfabetas temerosos; que son aquellos con acceso a las tecnologías en distintos niveles, pero que por miedo a enfrentarse a lo desconocido se mantienen al margen de ellas.
De acuerdo a los estudios de diferentes organizaciones mundiales éste último grupo de analfabetas digitales se concentran principalmente en adultos mayores a 50 años en países desarrollados y a edades mucho menores en naciones en vías de desarrollo.
Algunos de nuestros compañeros docentes, están sumergido bajo estas estadísticas, ya que son muy preparados en su área del saber, y tal vez hicieron un curso de herramientas ofimáticas e internet hace muchos años y con eso consideran que es suficiente.
Sienten una fuerte resistencia para incorporar las tecnologías a sus distintos procesos de enseñanza, justificando los medios tradicionales como los únicos realmente efectivos para la realización de sus actividades.
Del mismo modo, manifiestan susceptibilidad al usar las tecnologías, ya que su miedo a la incorrecta manipulación podría generar la pérdida de información o el desenvolvimiento erróneo del dispositivo en plena clases.
¿Qué hacen las instituciones para promover la alfabetización digital?
No podemos negar que en el mundo se están haciendo esfuerzos por hacer que la tecnología llegue a todos, pero existen países (incluyo el mío) donde el esfuerzo va dirigido hacia la capacitación de los escolares, que son niños y jóvenes digitales por naturaleza. Y muy pocos proyectos encaminados a capacitar o actualizar a los docentes.
A nuestros niños y jóvenes se les entregan computadoras portátiles y/o tabletas cargadas de numerosos juegos y herramientas educativas en distintas áreas del saber.
Las Instituciones tienen laboratorios informáticos, algunas con pizarras digitales, wifi ; pero a los docentes no se les capacita en el uso de esos programas y menos en la tecnología, asumiendo que tienen un conocimiento básico de las mismas y con eso es suficiente.
¿Cuáles son las consecuencias?
Un analfabeto digital enseñando con tecnología.
Lo que es igual a un visitante de una aldea africana tratando de enseñar aritmética en el idioma de la tribu sin comprender él mismo la lengua 😕 .
Entonces, tenemos a docentes analfabetos digitales usando tecnología en los que están inmersos nuestros estudiantes que han crecido a la par con ellas, generando un conflicto tecno-pedagógico en nuestras aulas, principalmente porque una gran mayoría de los docentes han adquirido sus competencias digitales hace muchos años atrás, incluso antes de las primeras experiencias tecnológicas en las aulas.
Estos docentes desfasados de las competencias digitales actuales se concentran en proyectos para capacitar en el uso de procesadores de texto, hojas de cálculo, presentaciones, uso del email y las listas de correos.
Generando sus esfuerzos a una visión limitada del potencial de las nuevas tecnologías, donde los estudiantes actuales en su gran mayoría basan sus actividades tecnológicas diarias en: servicios colaborativos, redes sociales y comunicaciones en línea.
Resultando, un docente abrumado y frustrado tachando a esos dispositivos junto a las redes sociales como el peor enemigo de sus clases, en lugar de convertirlo en aliados del proceso de enseñanza.
¿Aún hay remedio?
Dada la velocidad con la que avanzan las tecnologías es probable que esta brecha siga aumentando, por lo que las posibilidades de alfabetizar digitalmente a nuestros docentes y directivos se harán cada vez más complicadas.
Por lo tanto, para avanzar en positivo el enfoque debe ser diferente, no hay que centrarse sólo en las herramientas tecnológicas, si no, girar principalmente en el proceso de la construcción del aprendizaje, logrando que los docentes sean capaces de identificar y aceptar que sus estudiantes son nativos digitales, pero que es posible estimular el uso de la tecnología para el logro de un verdadero aprendizaje.
La UNESCO propone que la alfabetización digital vaya orientada hacia el manejo eficiente de los medios e información.
Con el fin de comprender los usos de la tecnología digital, las herramientas de comunicación y las redes para la recolección de la información y la toma de decisiones.
La idea central es darles herramientas para que enseñen a sus estudiantes el uso eficiente de los recursos de la internet de forma inteligente, en lugar de generar tareas, que inciten solo a copiar y pegar de la Web sin ningún tipo de análisis y hasta con los errores ortográficos e hipervínculos 😯 .
Además, darle la confianza que necesitan, para que se atrevan a usar las distintas herramientas porque ni el dispositivo ni el software van a explotar.
Recomendaciones para promover las TIC
- Crear políticas en las instituciones que promuevan el uso eficiente de la tecnología en las aulas, en lugar de mandar a apagar siempre el celular y las tabletas.
- Capacitar al docente sobre el uso de las TIC, pero orientados a crear estrategias didácticas que ayuden a saber dónde, cómo y cuándo (también cuándo no) utilizar la tecnología digital en sus actividades y presentaciones efectuadas escolares, dentro o fuera de ellas.
El docente debe internalizar que su capacitación debe ser constante, ya que, estamos en una sociedad nueva, donde los avances se dan en plazos muy cortos. Y su desarrollo profesional sólo tendrá impacto si se centra en reconocer e identificar el potencial de las tecnologías; que nuestros estudiantes manipulan perfectamente, pero no la reconocen como parte de su proceso de aprendizaje.
Rediseñando la escuela para adaptarlas a las nuevas necesidades, ya que los chicos de hoy tienen un estilo de vida digital que les es natural.