Estamos en víspera de Halloween, fecha especial para muchos niños y jóvenes de varios países del mundo, los cuales esperan con ansias estos días para aprovecharlos y divertirse ambientado entre el misterio y el terror 🙀.
Sin embargo, sabemos que actualmente la juventud no debe esperar octubre para mirar, leer, y experimentar situaciones de misterios, ya que disfrutan de ello durante todo el año.
A diario vemos a nuestros hijos y estudiantes fascinados con cuentos, videojuegos, películas, llenos de monstruos, brujas, zombies y fantasmas, pero ¿a qué se debe esto? y ¿cómo se puede aprovechar dicha predilección para aprender?
En este artículo te contaré lo que descubrí y de qué manera podemos tomar ventaja del misterio para aprender en la escuela.
Monstruos espeluznantes, seres de ultratumba, vampiros y mutantes se han convertido en los actuales compañeros de juego de nuestros niños.
Ellos parecen estar encantados con sus nuevos amigos de aventura, los cuales tienen un aspecto un tanto desagradable, pero ¿por qué será?
Algunos expertos hablan de que los monstruos gustan tanto porque tienen poder. Puesto que poseen las capacidades de desaparecer, ser invisibles, transformarse, vencer a quien deseen y dominar su entorno 🙈.
La psicología también plantea que el conflicto entre el bien y el mal están presentes en las historias de terror infantiles y cuando los niños tienen acceso a este tipo de historias, proyectan (de manera inconsciente), los aspectos positivos y buenos en el héroe, mientras que el lado oscuro se lo confieren al malvado, villano o la bruja.
Por lo tanto, que cada vez que muere la bruja, el niño gana confianza en su habilidad de conquistar sus propios miedos 😉.
También se plantea que, muchos de los sentimientos negativos que podamos sentir nacen del miedo y existen libros que hablan específicamente de ellos. Por ejemplo: Blancanieves se enfrenta a la vanidad, La Cenicienta a la envidia y Jack, el protagonista las habichuelas mágicas, desafía a la codicia.
Asimismo, las historias de misterio suelen ir acompañados de una investigación, y eso captura al lector, al punto que no podamos levantar la mirada de las páginas 👁.
Los niños no son una excepción. El misterio los engancha a esa exploración, al punto de sentirse protagonista de descubrir ese secreto tan guardado y va en su mente atando cabos, ya que desea conocer el desenlace de la incógnita.
Aunque a veces como padres o maestros podamos estar un tanto escépticos con respecto a este tipo de historias, ya que tal vez pueda ser un detonante para generar una fobia: a estar solos o a la oscuridad, etc.
Lo importante a la hora de escoger cuentos, libros de terror o cualquier otro recurso es saber para qué edad están recomendados.
Iniciaremos esta propuesta inspirados en el principio recomendado por la UNESCO donde Moirin lo resume con la siguiente frase:
A un pensamiento que aísla y separa hay que sustituirlo por un pensamiento que distinga y una.
Es decir, debemos educar en el pensamiento complejo, y ¿por qué no unir el misterio al aprendizaje?
Partiendo de esta base teórica veamos cuales son las razones que pueden ayudarte a integrar las historias de miedo y terror en el aula:
Los entornos inmersos en este tipo de historias de misterio y terror son especialmente estimulantes para los niños y jóvenes, ya que estos proyectos le darán la oportunidad de:
Nota
Es importante señalar, que al estructurar estos retos, los mismos deben estar reglamentados con el fin de darles cierto orden y estructura en un entorno y no se vaya de las manos el proyecto.
La idea no es integrar una historia de misterio y terror sin la oportunidad de aportar un valor a la formación.
Este tipo de historias solo pueden ser efectivas cuando son incluidas como estrategias de aprendizaje acompañada de una estructura y contenido que tengan un fin educativo.
Por lo tanto, antes de utilizarlo como estrategia de aprendizaje, conviene analizar lo qué pretendemos conseguir al final del proceso educativo (actitudes, conocimiento), así como también estructurar este tipo de historias resaltando el valor de la inclusión de las mismas para alcanzar las metas, y cómo plantear al alumno retos que le resulten verdaderamente motivadores.
Por tanto, debemos partir de un planteamiento formativo claro.
Yo recomiendo crear proyectos educativos en el aula, que puedan incluir gamificación, con el fin de contribuir a la construcción del aprendizaje, mediante la creación de un ambiente estructurado, donde el alumno aprenda ciertos procedimientos para el progreso, teniendo la oportunidad de practicar y de experimentar, a veces con la colaboración de los demás, y en otras ocasiones de manera individual.